La portada de 1904, del número cercano al 20 de mayo, de la revista Cuba y América, resulta un tanto peculiar, puesto
que su estructura se inspira en el documento de la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre de la Revolución Francesa.
Dos féminas abrazan un pliego que, sustituyendo los
párrafos de los Derechos Humanos, expone los datos del ejemplar. Una de ellas
porta una espiga de trigo (referencia a
la agricultura) y la otra una guirnalda de flores. Al centro, la estrella
solitaria y en la parte inferior un paisaje campestre cubano.
Esta portada, más que una cita canónica de la
República, constituye una metáfora del sistema republicano, que se presenta
como análogo al régimen progresista burgués que declaró universales los
derechos del hombre. La figura femenina se mantiene como símbolo fundamental
del estado, pero esta vez el texto es lo más significativo; la imagen escolta a
lo escrito, lo encuadra y le da fuerzas.
Al interior, a diferencia de la cubierta, la
alegoría se manifiesta en un único cuerpo femenino, distinguida por el uso de
gorro frigio. Estas imágenes, que acompañan poemas laudatorios sobre el 20 de mayo, se caracterizan por una mayor definición iconográfica respecto a la
portada.
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