En 1940 emerge una de las más bellas representaciones de la
República en las páginas de Bohemia.
La alegoría constituye una réplica
bidimensional de una escultura: un busto femenino, elegantemente estilizado,
con un gorro frigio y una corona de laurel sobre su cabeza, y a sus espaldas,
la bandera cubana. La síntesis de elementos es la máxima.
Los contextos,
escenas, el exceso de atributos alegóricos…todo se simplifica en pos de la
claridad y la racionalidad de la imagen.
De los bustos alegóricos, que en esta
época dominan las portadas de Bohemia, este es uno de lo más fascinantes,
puesto que la ilustración se acerca al terreno de la escultura y la síntesis
gráfica resulta magistral. La influencia del art decó es notable.
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