La escultura sedente porta una pica, en alusión al éxito militar; una tabla que simula la Constitución; la estrella solitaria y una corona de laurel sobre su cabeza, atributo de la victoria.
La leyenda Fígaro República no da margen a la duda: es una alegoría de la República de Cuba.
Las jóvenes vestidas con túnicas romanas y los atributos simbólicos de la Victoria se utilizan para subrayar el éxito y la institucionalización de un estado democrático, moderno y occidental, patriótico por demás (nótese la redundancia de la bandera en el telón y a los pies de la figura escultórica) que inaugura un ciclo inédito en la historia.
Con esta imagen se estrena una nueva puesta en escena de la nación, que se define a sí misma mediante el procedimiento alegórico.
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